Algarrobo

Ceratonia siliqua

Descripción

El algarrobo es un árbol de hasta 10 metros de altura, aunque su altura media es de 5 a 6 metros; es dioico y es de follaje perenne. Tiene hojas paripinnadas de color verde oscuro con una dimensión de entre 10 y 20 cm de largo. Las flores son pequeñas, apétalas, de simetría radiada, color verde-amarillento y se reúnen en racimos caulógenos erectos que surgen de las ramas más viejas del árbol.​

El fruto, llamado algarroba o garrofa, es una vaina coriácea de color castaño oscuro, de 1 a 3 dm de longitud, que contiene una pulpa gomosa de sabor dulce y agradable que rodea las semillas. Las vainas son comestibles y se usan como forraje.

El algarrobo es una especie de gran rusticidad y resistencia a la sequía, pero es de un desarrollo lento y solo comienza a fructificar después de unos siete a diez años desde la plantación, obteniendo su plena productividad a los quince o veinte años. Suele tener una buena producción cada dos años, oscilando entre 90 y 200 kg de fruto en árboles maduros, haciéndose la recolección a partir del mes de agosto, mediante vareo o directamente del suelo.

Usos

El fruto del algarrobo, conocido como algarroba, puede consumirse crudo una vez maduro, debiendo tener cuidado de retirar o no morder sus duras semillas. Los frutos y hojas tiernas del algarrobo han constituido tradicionalmente un buen alimento para el ganado. Como efecto del pastoreo de cabras y ovejas, las hojas y ramas más bajas suelen ser las que primero se consumen, dejando para el año siguiente la misma ubicación de las hojas más recientes.

Importancia

Preservar y plantar los algarrobos es deseable por razones ecológicas, ya que protegen el suelo, proporcionan alimento y hábitat para los animales y preservan el carácter del paisaje y los trabajos tradicionales. Además, es una especie arbórea xerófila, que proporciona muy buenos resultados en la reforestación de áreas costeras amenazadas por la erosión o la sequía.